El blog de los Caracoles Errantes

Viajando por largo tiempo llevando todo en nuestra espalda y nuestra casa es nuestra mochila

03 noviembre 2006

Piedra Redonda
Brasil, 22 de Octubre, 2006


La hospitalidad y la amistad son dos palabras que, como ya hemos dicho anteriormente, describen muy bien al brasileño. Fue Dalva, la amiga de una amiga, quien nos llevó al CTA (Centro de Tecnologías Alternativas), quienes a su vez nos contactaron con Alfonso, el nuevo personaje de nuestra historia.


Alfonso Lopes da Silva

El CTA fue formado por estudiantes y profesores de Agronomía de la Universidad de Vizosa. Ellos estaban preocupados por el impacto de la agricultura con químicos en el área y de la protección de los bosques, razones que los llevaron a trabajar con la gente para implementar prácticas agroecológicas en sus fincas. En Vizosa y en otros municipios cercanos se encuentran importantes remanentes de Mata Atlántica o Bosque Tropical Atlántico, del estado de Minas Gerais; también es una zona muy importante en la producción de café y ganado en Brasil.
Llegamos a Araponga después de unas pocas horas de viaje gracias a la gentileza de la gente del CTA quienes nos llevaron a este pequeño poblado. En la tiendita de productos orgánicos de la cooperativa de agricultores nos esperaba Alfonso. Después de hacer algunas compras de víveres para nuestra estadía en una finca de café nos fuimos siguiendo a Alfonso, quien iba montado en su caballo indicándonos el camino hasta Piedra Redonda, el sitio en donde está ubicada su casa y en donde nos quedaríamos nosotros.
El caserío de Piedra Redonda tiene ese nombre debido a una roca gigantesca de forma redonda, la cual domina el paisaje compuesto por laderas, cafetales, pastizales y parches de Mata Atlántica. La casa de Alfonso recobra la risa de sus hijos durante los fines de semana o en las vacaciones, ya que ellos han decidido vivir en otro poblado cercano para que los hijos puedan asistir a la escuela primaria.


Jorge y Alfonso al pie de la piedra

Cuando entramos a la casa todo estaba muy limpio y ordenado, el hermoso fogón lo habían decorado con productos de la roza (término utilizado en portugués para referirse al campo). Había remolachas, zanahorias, papas, lechugas, huevos y una olla con frijoles recién cocinados esperándonos.


La casa de Piedra Redonda

Por medio del CTA habíamos encontrado la posibilidad de intercambiar un poco de trabajo por hospedaje y un lugar donde cocinar. Alfonso nos puso a hacer algunas tareas de la roza, tales como recolectar café, desgranar y moler maíz y limpiar el patio de la casa. En realidad él pretendía enseñarnos el trabajo del campo y no tanto hacer del trueque de mano de obra un negocio. Fuimos una tarde con Alfonso al cafetal a coger café, ahí nos mostró como se coloca el pano (trapo de varios metros de largo hecho de sacos de gangoche) en donde va cayendo el café que se corta de las matas. Esto fue bastante novedoso para nosotros que estamos acostumbrados al tradicional canasto utilizado en Costa Rica y México.


Cogiendo café con el “pano” en el suelo

El cafetal de Alfonso está diversificado con árboles y algunos cultivos para el consumo familiar entre los que tiene: manga, aguacate, nance y capoeira blanca para ser usada como leña; con respecto a los cultivos se encuentra caña, piña y ñampí; cerca tiene una milpa y una huerta con hortalizas. Él dice que la diversificación ha sido clave para hacerle frente a las crisis relacionadas con los precios del café, ya que durante estas épocas difíciles puede vender los excedentes de otros productos y asegurar los alimentos básicos de la familia.


El cafetal

Otra diferencia importante en la producción del café con respecto a Costa Rica está relacionada con el secado del mismo; luego de colectarlo se extiende en el piso cada día por período de un mes hasta que se seque completamente. Si hay suficiente café se contrata una máquina para pelarlo y luego venderlo, de lo contrario se vende con cáscara a los intermediarios en Araponga.


Secando el café

Con Alfonso subimos a la Piedra Redonda, la jornada resultó algo difícil pero las vistas que tuvimos arriba justificaron el esfuerzo. Desde allá arriba se veía un hermoso mosaico compuesto de paisajes con cafetales, pastizales y Mata Atlántica.
Durante el ascenso Alfonso nos contó cómo la teología de la liberación ha influido en la gente de Araponga. Para él los sindicatos, las cooperativas y las organizaciones que existen en la zona nacen a partir de este tipo de iniciativas. La teología de la liberación fue propuesta por Leonardo Boff y nace de la búsqueda de alternativas para mejorar las condiciones de vida de la gente pobre del campo, buscando trascender más allá del crecimiento espiritual con la práctica de la religión.


Sobre la piedra redonda

Alfonso suspiraba con todas las actividades que se realizaban en los años de apogeo de la teología de la liberación; toda la comunidad subía a la Piedra Redonda para celebrar misa cerca de la naturaleza, o a realizar campamentos con música, comida y fogatas; fue una época de mucho trabajo y muchos sueños. Actualmente este movimiento se ha visto reducido casi completamente debido a las nuevas prácticas dirigidas por la iglesia, lo interesante es que todas aquellas experiencias fueron la base de la organización de los campesinos que hoy existen en la zona.
El último día de nuestra estadía en Piedra Redonda conocimos a la familia de Alfonso. Se respiraba un ambiente lindo y armonioso entre hijos y padres, él es un padre cariñoso y preocupado por la educación de sus hijos. Todo aquello parecía concordar con lo que se practica en la roza, en donde también se vive en armonía con la naturaleza, cuidando el suelo, los animales y la salud de la gente al no utilizar químicos en los cultivos.


El niño de Alfonso de 4 años también quiere trabajar

También tuvimos la oportunidad de presenciar la llegada de la electricidad a Piedra Redonda. Alfonso decía que ellos nunca pensaron que aquello llegara a ser posible en su tierra. Ese hecho sumado al acceso a la educación para sus hijos y un aumento en el poder adquisitivo del campesino son las cosas por las cuales va a votar por la reelección del presidente izquierdista Lula. Nunca antes había tenido tanto bienestar con otros gobiernos.
La amabilidad, humildad y capacidad de Alfonso de dar lo que tiene fueron un hermoso regalo que Brasil nos dio; y para Alfonso nuestra visita fue gratificante, ya que como él lo dijo: ver amigos de otros países que se interesan en lo que hago, hace que tenga sentido seguir por este camino de la agricultura ecológica.


Vista de Araponga desde la piedra redonda

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