Lago Titicaca
Peru/Bolivia - 1 de septiembre, 2006
La despedida de Perú y la bienvenida a Bolivia la hicimos en el lago Titicaca a 3800 metros de altura. Este hermoso lago que comparten ambos países nos llenaría de hermosas imágenes, así como de la oportunidad de acercarnos a algunas personas de ambas naciones. Sus habitantes comparten raza, idioma y un lago, pero pertenecen a países que actualmente están tomando rumbos distintos en cuanto a su política.
Perú por un lado reeligió como presidente a Alan García quien en su primer mandato y en un intento por controlar la inflación del país nacionalizó la banca, provocando la fuga de los capitales al extranjero y dejando al país con una banca en quiebra. Cada día de su mandato estuvo acompañado de marchas y protestas relacionadas con sus desastrosas políticas económicas. A pesar de reconocer la incapacidad de este personaje tan polémico, la gente lo ha elegido como presidente por miedo a un gobierno de izquierda del corte de Cuba.
Por otra parte, Bolivia optó por elegir como presidente con mayoría absoluta a Evo Morales en señal de inconformidad con gobiernos anteriores. Ahora el presidente de esta nación es un ex-dirigente de sindicatos de plantaciones de coca, de ascendencia indígena y que solamente cuenta con estudios de primaria completa.
Lago Titicaca, al fondo la ciudad de Puno
Del lado peruano conocimos las islas de Taquile y Amantaní, así como las islas flotantes de los indios Uros. En Bolivia tuvimos la oportunidad de disfrutar de las islas del Sol y la Luna, conocidas por haber sido importantes centros religiosos de las poblaciones pre-hispánicas de la zona.
La forma más fácil de visitar las islas es mediante un viaje organizado por una agencia. Aunque no es nuestro estilo de ver el mundo tuvimos que tomar la excursión y disponernos a disfrutar de lo que ofrecían. Del lado peruano todo está muy bien organizado, se pasa un día con una familia quechua en la isla de Amantaní y de camino se visitan las islas flotantes.
Islas flotantes de los Uros
Estas islas son realmente un espectáculo ya que son fabricadas con la totora (caña que crece en el lago). Con grandes bloque de totora (con todo y sus raíces) se van formando islotes en donde se construyen casas, escuelas, iglesias y hasta un centro de salud. La totora también forma parte de los productos que consume la población ya que la parte suave y tierna se come como si fuera un palmito.
En embarcaciones también elaboradas con totora llevan la planta para comercializarla en la ciudad de Puno que es donde se abastecen de cereales, ropa y otros artículos de primera necesidad. Ahora fabrican lindas artesanías que más de un turista compra seducido bajo la imagen tan distinta y bella que este lugar les deja.
Indígena con artesanías de totora
Ya en la isla de Amantaní un grupo de mujeres con sus trajes típicos y su reboso negro esperaban a los turistas que irían a pasar el resto de la tarde y parte de la mañana siguiente en sus casas. Nuestra anfitriona se llamaba Epifanía. Nos llevó hasta su casa y con su hermosa sonrisa nos mostró las habitaciones y nos dijo que esperáramos un rato por la comida. También iban con nosotros una argentina, Carolina, y su novio gringo, Noah, con quienes compartimos esta linda experiencia.
Epifanía preparó una deliciosa sopa de quinua (cereal de cultivo en tierras muy altas) y verduras, además de un segundo plato que tenía queso frito, tubérculos hervidos y arroz blanco. Aunque la comida era muy humilde se veía que Epifanía la había preparado con amor y por eso nos parecía un banquete digno de un rey.
Agricultor preparando chuño (papa seca)
Al llegar la noche Epifanía sacó unos trajes para vestir a Carolina con las ropas tradicionales de la isla. A los hombres nos dio ponchos y gorros también tradicionales y nos llevó a una fiesta que el pueblo organizaba para los turistas. Fue muy bonito compartir sus danzas y su música. Realmente se veía orgullo de esa gente al mostrarnos sus bailes y costumbres.
En general en la isla se veía una forma digna de vivir, construcciones bonitas, un pueblo limpio y bien organizado que contrasta mucho con la pobreza y basura de otros sitios de Perú. Se puede ver que el proyecto de turismo rural beneficia al pueblo, aunque los grandes ganadores son los dueños de las agencias de viajes que pagan a las familias menos de la mitad de lo que costaría hospedarse de forma independiente.
De regreso a Puno pasamos a la isla de Taquile que es mucho más visitada y por tanto más comercial que Amantaní. A pesar de eso, ahí disfrutamos de hermosas vistas y de un lindo picnic a orillas del lago.
Isla de Taquile
Del lado boliviano visitamos la isla del Sol con sus formas caprichosas que van semejando las patas de algún animal gigantesco dormido sobre el lago. Desde las ruinas incas en el extremo norte de la isla es posible hacer una caminata de 3 horas hasta el otro extremo y se puede disfrutar de las vistas de los hermosos nevados que se elevan de una forma extraña y aparecen detrás del lago que a su vez parece un inmenso mar.
Isla del Sol
La noche anterior a la visita de la isla del Sol nos fuimos al mercado de Copacabana a comprar algunas provisiones para el viaje. Una señora indígena que vendía frutas nos preguntó si éramos cubanos. Ella estaba muy angustiada porque su hijito de 19 años se iba a ir con otros 50 compañeros del pueblo a estudiar medicina en Cuba.
Nos dijo que ella tenía miedo que fueran a matar a su hijo en aquel lejano país ya que la gente le había dicho que eso le iba a ocurrir a su hijo. Nosotros le dijimos que a su hijo no le ocurriría nada malo si iba a estudiar a Cuba y que más bien debería estar muy contenta porque la educación en ese país era de muy buena calidad.
Luego conocimos al muchacho que nos decía con mucha esperanza y optimismo que su sueño era prepararse para regresar a ayudar a su gente. Nos dijo que él era una persona pobre y que si no fuera por la beca que el gobierno le había conseguido a él no le sería posible estudiar.
Hombre tejiendo
Estos días estuvimos rodeados de muchos paisajes hermosos, encontramos toda una forma de vivir en esas alturas en donde la vida es difícil, gente linda y amable buscando formas para tener una vida más justa y digna.
Lago Titicaca con los Andes al fondo
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