El blog de los Caracoles Errantes

Viajando por largo tiempo llevando todo en nuestra espalda y nuestra casa es nuestra mochila

21 julio 2006

Los Nevados Ecuatorianos
Ecuador - 13 de julio, 2006

Quilotoa
Recorrer las montañas de los andes ecuatorianos fue un deleite para la vista, poder observar los páramos serranos cubiertos de zacatonales o de sembradíos de cebada, trigo, avena, habas, pintando cuadrículas de diversos tonos desde verdes hasta dorados.  La adaptación de los indios “quichuas” a estas alturas de casi 4000 metros es sorprendente. 


Cultivos en los alrededores de Zumbahua

El paisaje se pinta con casas de paja, corrales con borregos, rebaños de vicuñas.  Los campesinos labran la tierra perdidos en la espesa niebla.  Las altas montañas se cubren de niebla y lluvia, por ellas descienden pequeños arroyos de agua fría que serpentean por las cañadas hasta llegar al valle.


Corral de ovejas

La laguna de Quilotoa apareció a nuestra vista cuando se disipó la niebla, dejándose ver tan majestuosa por su color verde esmeralda.  Nos atrevimos a bajar casi impulsados por la emoción, sin detenernos a pensar en el regreso.  Bajamos a disfrutar de la laguna para después comenzar el ascenso.  Aquí nos dimos cuenta de lo especial que es el paisaje andino.  Esta laguna está en el antiguo cráter de un volcán que hizo erupción por última vez a finales del siglo XVIII.  Fue muy rico poder ir acercándonos poco a poco hasta su orilla desde el alto borde del antiguo cráter cuyas paredes hoy están tapizadas de flores diminutas que al verlas de lejos hacen pensar en una alfombra amarilla. 


Laguna de Quilotoa

De regreso  hicimos varias paradas ya que la altura del lugar nos causó más fatiga, casi con el corazón en la mano llegamos al poblado que estaba en la cima.  Caminamos hacia el hostal Pachamama, en donde almorzamos y vimos los preparativos de un grupo de indígenas para ver el fútbol ya que ese día jugaba la selección ecuatoriana por primera vez.


Chungchilán
Cuando eran casi las dos de la tarde caminamos hacia el cruce de la carretera que nos llevaría a Chungchilán, un lugar con bosque nuboso y hermosas vistas de montaña. En Chungchilán encontramos una cabañita encantadora después de haber recorrido una hora y media en un bus bastante peligroso que nos trajo desde Quilotoa.  Fue un viaje por un camino lleno de barro que venía bajando al filo de la montaña y daba la impresión de que en cualquier momento nos íbamos a salir rodando por el precipicio.


Llama pastando en los alrededores de Chungchilán

Pasamos dos días muy relajados en el albergue de don Aníbal que parecía nuestro abuelito y gracias a las señoras de la cocina pudimos deleitarnos con unas sopas deliciosas.  Durante el día caminamos por los alrededores, subimos a los cerros donde pudimos apreciar las vistas de dos montes nevados gemelos, los Ilinizas que majestuosamente se elevaban a los lejos.


Los Ilinizas desde Chungchilán
El Chimborazo
Desde la ciudad de Riobamba, capital de la provincia de Chimborazo se puede apreciar este gigante que tiene una altura de 6310 metros y es el monte más alto del Ecuador.  Este volcán sería nuestro primer desafío (otros montes más altos nos habrían de esperar en el futuro).  Si bien no queríamos llegar hasta su cumbre, sí teníamos la intención de acercarnos a su base tanto como pudiéramos. 


Volcán Chimborazo

Nos fuimos muy temprano a la terminal de buses de la ciudad y ahí abordamos un bus con dirección a Guaranda.  El bus comenzó a subir y al cabo de una media hora el gigante se hizo presente, ya podía verse majestuoso al fondo del pueblo de San Juan.  Cuando el bus llegó a una altitud de 4000 metros decidimos bajarnos para caminar un poco.  Ahí encontramos un rebaño de vicuñas pastando libremente.


Vicuñas pastando en las faldas del Chimborazo


Hacía mucho viento y el frío no nos permitía disfrutar.  Entonces comenzamos a bajar un poco por la carretera y al rato pasó un carro que nos llevó de nuevo al pueblo de San Juan.  Ahí no estaba haciendo tanto viento y teníamos unas mejores vistas del volcán.  Mientras nos paseábamos por los campos apareció un señor muy amable que nos contó de las actividades que están haciendo en esa comunidad para producir lana de llama y de oveja de una forma orgánica, con tintes naturales.  Nos llevó un momento a su casa y ahí encontramos a su mamá, una viejita encantadora que con bastantes años todavía pasa el día hilando la lana que luego usarán para hacer abrigos y productos de lana.


Señora hilando lana de oveja en el poblado de San Juan, Chimborazo

 

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