El blog de los Caracoles Errantes

Viajando por largo tiempo llevando todo en nuestra espalda y nuestra casa es nuestra mochila

06 diciembre 2006

El norte de Argentina
Argentina, 27 de Noviembre, 2006

 


Mendoza, Tucumán y Salta
Desde Santiago en Chile tomamos un bus hacia Argentina pasando otra vez por la cordillera de los Andes pero esta vez la ruta iría por la parte más alta que tiene nuestro continente americano.  Estaríamos al lado del Aconcagua, el monte que llega a elevarse a 6959 metros sobre el nivel del mar. 
Los trámites migratorios fueron muy engorrosos y después de más tiempo del que hubiéramos deseado continuamos nuestro camino hasta llegar a Mendoza, una ciudad caracterizada por su belleza, llena de árboles a lo largo de todas las aceras.  Fue impresionante porque además nos tocó vivir una ola de calor que sólo pudo soportarse por la frescura que agregan todos estos árboles.
Tucumán y Salta son dos hermosas ciudades del norte argentino.  En esta tierra se comen exquisitas empanadas, se baila chacarera y se tienen manifestaciones muy arraigadas en su  folklore.  La música de esta región ha sido interpretada y dada a conocer en todo el mundo por la famosa cantante tucumana Mercedes Sosa.


Cabildo, Tucumán

Tucumán es una ciudad muy movida y viva, en ella se encuentra una mezcla de estilos arquitectónicos que van desde lo colonial hasta el sofisticado estilo francés.  Salta por su parte mantiene más su aire colonial y sus hermosas iglesias y edificios han colaborado a que la ciudad sea conocida como Salta la linda.
En Tucumán probamos el delicioso plato llamado locro de campo, el cual se hace con frijoles blancos, ayote, maíz, carne de res, mondongo y chorizo, entre otras cosas, y es servido en un gran pan casero que sirve de plato.  Cuando fuimos a almorzar este plato tuvimos de entrada unas ricas empanadas de carne y queso, así como una copa de vino para acompañar.


Locro de campo

Salta nos brindó la oportunidad de disfrutar de una peña con todas las de la ley.  En un lugar llamado El patio de Balcarse escuchamos y cantamos algunas canciones conocidas, las cuales fueron interpretadas con la kena, la zampoña y el charango, todos instrumentos andinos tradicionales.  Durante la velada una pareja vestida de gauchos bailaban chacareras, en una de las piezas los bailarines sacaron a zapatear a gente del público, fue ahí cuando Ricardo pudo demostrar sus virtudes como bailarín de chacareras (improvisando).

La Quebrada de Humahuaca
Nuestro recorrido por el norte continuó hacia la Quebrada de Humahuaca.  Esta es una zona con muchas formaciones rocosas de caprichosas formas y colores debido a la erosión del viento y la lluvia. 


La Quebrada de Humahuaca

Tilcara fue el primer pueblo de la quebrada que visitamos cuyo principal atractivo son esas coloridas montañas que la rodean.  Ahí las casas están construidas con grades bloques de barro y sus techos son de un cactus que abunda en la región (cardón), el cual se usa como madera y sobre él se coloca barro y paja. 


Casa típica de Tilcara

En este pueblito disfrutamos de otra peña de floklore andino.  Fue asombroso cuando uno de los músicos entró tacando el erke, el cual es un instrumento gigante que tiene de tres a cinco metros de largo, generalmente se los construye con varios trozos de caña ahuecados y unidos.  En el extremo se coloca el pabellón, hecho con un cuerno o con latón, en el otro extremo se coloca una embocadura para el soplo.
La sorpresa más grande en esa noche de música y fiesta fue escuchar la famosa canción Carnavalito.  Mientras escuchábamos esta alegre canción y batíamos palmas comprendimos que su letra hablaba del sitio en donde nos encontrábamos.  Por primera vez comprendíamos las frases que tantas veces habíamos escuchado y que hasta ahora entendíamos…

Fiesta de la Quebrada
Humahuaqueña para bailar.

Erke, charango y bombo,
carnavalito para bailar…

Quebradeño humahuaqueñito…

Purmamarca e Iruya
Un viaje de menos de una hora nos llevó a otro pueblito mágico, Purmamarca, famoso por el Monte de los Siete Colores que se eleva imponente detrás del pueblo.  Pasamos un lindo rato observando el monte y tratando de identificar los siete colores.  Finalmente llegamos a la conclusión de que había más colores de los que el nombre menciona.


Cerro de Siete Colores, Purmamarca

En el camino de regreso a Tilcara pasamos por la Paleta del Pintor que nos mantuvo una vez más maravillados por la grandeza de la naturaleza.


Trabajando frente a la Paleta del Pintor

Los dos días que teníamos reservados para pasar en la Quebrada de Humahuaca no fueron suficientes y tuvimos que cambiar los planes para extender la estadía a cinco días, lo cual de todas formas fue muy poco tiempo.
Nos fuimos a Iruya desde Humahuaca.  Tomamos un bus que asciende a los 4000 metros y baja hacia un cañón por un camino zigzagueante.  El pueblito está ubicado a los 2900 metros y está metido en medio de montañas de colores.  Nos habíamos enamorado de ese pueblo con sólo verlo en una postal que habíamos encontrado un par de días antes.


Poblado de Iruya

Una vez más habíamos hecho lo correcto y nos fuimos a llenar de energía y paz a aquellos sitios en donde una mirada o un respiro son suficientes para obtener tan maravillosos beneficios.
La Quebrada de Humahuaca nos trajo muchas sorpresas y satisfacciones cuando se acerca el fin de nuestro viaje.  Sirvió para reavivar esa capacidad de sorprendernos que muchas veces se ve reducida por el cansancio y la rutina del viaje.

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